Representación, memoria, participación y convivencia para contrarrestar el discurso de odio
Una de las acciones para contrarrestar el discurso de odio es recobrar las historias e impulsar la representatividad plural en espacios públicos y mediáticos.
Imagina que colocas en algún buscador características tuyas y actividades que disfrutas hacer y encuentras cosas negativas, insultos…odio contra personas similares a ti. No son hechos. Lamentablemente los prejuicios suelen compartirse más rápido y más allá de Internet. Una persona adulta puede recurrir a estrategias de defensa y cuidado que ha construido con el paso del tiempo para seguir sosteniéndose, pero se recrudece el panorama para infancias y adolescencias. Por ello, personas transgénero, transexuales, intersexuales, de identidades no binarias, bisexuales, lesbianas y gay continúan actuando para construir un mundo de paz, digno y de respeto por la diversidad, muchas veces a contracorriente del discurso de odio.
Láurel Miranda es periodista, docente y una orgullosa mujer trans. Durante 10 años se cuestionó su identidad, pero ha tenido el apoyo de familiares y amistades, lo cual le permitió un proceso de transición amoroso, aunque no por ello libre de dificultades. La calle sigue teniendo riesgos, pero el mundo digital ha sido más hostil y violento contra ella, compartió durante un par de charlas entre personas de la Ciudad de México y Johannesburgo, Sudáfrica, con motivo del Día Internacional para contrarrestar el Discurso de Odio (18 de junio), y organizadas por el Centro de Información de las Naciones Unidas (CINU) en México, la Representación de la UNESCO en el país y el Museo para las Naciones Unidas (UN Live), en el contexto del Mes del Orgullo LGBTIQ+ y dando seguimiento a la campaña #RevolucionaElAlgoritmo con Racismo MX.
UNESCO/Juan Luis M. Acevez
Los efectos del odio no son nuevos, pero se extienden de manera más amplia y rápida a través de tecnologías de comunicación y plataformas digitales, permitiendo que incluso se transformen en un método para difundir ideas y acciones divisivas, extremistas y violentas a escala global. Láurel explicó que ante la discriminación, el odio y violencias en línea, las personas más vulnerable son las infancias y adolescencias.
Se estima que más del 80% de las personas de entre 7 y 11 años de edad y casi el 100% de 12 a 17 años usan internet en México, sin la incorporación plena de la Alfabetización Mediática e Informacional en la educación formal. En pleno proceso de descubrir el mundo y descubrirse, niñas, niños y adolescentes pueden acceder a memes, videos y múltiples contenidos que pueden ser falsos, sesgados, fanáticos o intolerantes, basados en prejuicios, despectivos o humillantes, que no sólo pueden llegar a negar, sino también a denigrar sus experiencias y sentimientos, afectando su salud mental.
Sobre las identidades y expresiones de género no binarias, Hector Dibakoane, narrador y curador cultural en Johannesburg,enfatizó durante el diálogo que muchas lenguas indígenas no cuentan con pronombres que marquen una diferencia de género, como en los nueve idiomas oficiales no indoeuropeos de Sudáfrica. Por lo que invitó a reconocer los efectos que prevalecen en nuestros días por colonización. Un llamado que ha reiterado el Experto Independiente de las Naciones Unidas sobre la protección contra la violencia y la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género, Víctor Madrigal Borloz, en su informe 2021.
En 1658, 13 personas que fueron registradas en el Archivo General de Indias de Sevilla como hombres negros, mulatos, mestizos, indígenas y un español fueron sentenciadas por Pecado Nefando a la hoguera, en la actual Ciudad de México. A más de tres siglos, las identidades y expresiones de género de Cotita de la Encarnación, Estampa, Zangarriana, Conchita, Luma, Rosas, Martina, La Moros y otras más durante la época colonial podrían ser consideradas como travestis, transgénero o incluso no binarias en la época actual, pero el racismo y la negación al reconocimiento de la diversidad cultural han impedido la recuperación de ese vasto patrimonio documental, limitando el acceso a la información y el desarrollo de las ciencias.
Una de las acciones para contrarrestar el discurso de odio es recobrar las historias e impulsar la representatividad plural en espacios públicos y mediáticos de las personas que suelen ser objetivo del discurso de odio, en especial cuando lo hacen ellas mismas. Aunque no siempre es fácil.
Láurel indicó que, aunque colegas y jefes la respetaban, se enfrentaba a prácticas discriminatorias y de censura al proponer coberturas o publicar piezas periodísticas sobre problemáticas y demandas de personas LGBTIQ+, en particular sobre derechos de mujeres trans. Lo cual impacta en los derechos de libertad de expresión y de acceso a la información de todas las personas.
En el mundo del arte asimismo se presentan estos desafíos. El artista plástico Fabián Cháirez, quien también participó en el diálogo internacional con Johannesburgo, presentó en 2019 su obra “La revolución”, con un hombre moreno y de bigote semidesnudo, montando a caballo y usando sombrero de la época revolucionaria y tacones. La propuesta abordaba las revoluciones sociales y la presencia de la diversidad sexual en ellas, como el coronel Amelio Robles, un hombre trans de la Revolución Mexicana, además de muchas más que continúan en el anonimato o el olvido. Sin embargo, la obra se relacionó con la figura mexicana de Emiliano Zapata y se llegaron a desarrollar manifestaciones de odio afuera del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, donde se presentó la pintura.
A pesar de que el arte ofrece mayores oportunidades de expresión y para compartir diferentes corporalidades, realidades e ideales, Cháirez reconoció la persistencia de obstáculos debido al racismo y a las fobias contra la diversidad sexual, en especial cuando personas morenas y negras, que continúan siendo racializadas, se abren camino en espacios privilegiados.
Durante las manifestaciones en torno a la obra de Cháirez, diferentes colectivos e instituciones actuaron por la libertad de expresión y de creación, entre ellas la Coordinación de Diversidad de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social de la Ciudad de México, a cargo de Ulises Pineda, quien planteó que es necesario que las propias personas LGBTIQ+ realicen también una reflexión para actuar en unidad contra el discurso de odio.
Los espacios especialmente destinados para personas LGBTIQ+ continúan siendo indispensables, sin embargo, se requiere garantizar la seguridad en más espacios para promover la inclusión desde la diversidad, para que se reconozcan las problemáticas y las necesidades que afrontan. Por ejemplo, que parejas y otros tipos de relaciones afectivas entre o con personas trans y personas no binarias sean reconocidas y respetadas, además de que el uso de los pronombres correctos sea ejercitado, explicó Ulises, pues no suelen estar presentes en el ideario tanto de hombres y mujeres cisgénero heterosexuales como de hombres y mujeres cisgénero homosexuales o bisexuales.
Por otra parte, el también científico social mencionó que la política pública más posicionada y la que menos se cuestiona es la relacionada con los gays, por lo que requiere de una reflexión tanto externa como interna, algo que ya han realizado las mujeres lesbianas y las personas trans en sus procesos de incidencia política.Sumando a ello que es indispensable un análisis y que transiten, como grupo con ciertos privilegios, hacia otras prácticas para impulsar acciones afirmativas y compensatorias para otras identidades, en específico para las personas transgénero y no binarias, cuyas políticas públicas siguen obstaculizadas en muchas ocasiones por expresiones de odio con sutilezas retóricas.
UNESCO/Juan Luis M. Acevez
Cháirez expuso que muchas personas cisgénero y transgénero no conviven entre sí más allá de fiestas o cuando usan servicios muy específicos, por lo que generó un taller de dibujo, reconociendo que el acceso a la educación en artes se limita por cuestiones económicas, pero también con la intención de generar un espacio de convivencia de manera más prolongada y encaminada hacia una escucha activa que detone a la acción.
Si no se reconoce la diversidad en su más amplio sentido se corre el riesgo de que el disfrute de la educación, las artes, el deporte y muchos otros campos no sea posible para todas las personas y se perpetúen desigualdades. Como en el caso de los derechos sexuales y reproductivos cuando, al no realizar menciones a las personas gestantes y menstruantes junto a las mujeres en instrumentos jurídicos, se deja un vacío de interpretación que puede llegar a obstaculizar o negar el derecho a la salud de hombres trans.
Aunque no existe una definición universal de discurso de odio, las Naciones Unidas definen este discurso como: cualquier tipo de comunicación ya sea oral o escrita, —o también comportamiento—, que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son, en otras palabras, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad.