En este primer Día Internacional para Concienciar sobre el Desarme y la No Proliferación, la comunidad internacional se reúne en torno a una convicción fundamental.
Los sistemas de armas nucleares, químicas y biológicas, así como los impredecibles sistemas de armas autónomos y otros sistemas de armas de efectos indiscriminados, no tienen cabida en nuestro mundo.
No obstante, estas y otras amenazas siguen suponiendo un peligro para la humanidad. Al mismo tiempo, el gasto militar, en un máximo histórico, el aumento de la desconfianza y las tensiones geopolíticas, de no controlarse, podrían dar lugar a un conflicto aún mayor.
En particular, el número de armas nucleares almacenadas en arsenales a nivel mundial sigue siendo de 13.000 aproximadamente, más que suficientes para destruir nuestro planeta múltiples veces, y ello en un momento en que el riesgo de que se utilicen se encuentra en su nivel más alto desde la Guerra Fría.
En este día tan importante, exhorto a todos los asociados —desde los Gobiernos y la comunidad académica hasta los medios de comunicación, los grupos de la sociedad civil, la industria y la juventud— a que refuercen el mensaje sobre esta emergencia colectiva y creen conciencia sobre la importancia fundamental del desarme y la no proliferación para el futuro de la humanidad.
Insto también a los dirigentes y las dirigentes a que tomen medidas para fortalecer el régimen mundial de desarme y no proliferación, incluido el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, y apoyen una Nueva Agenda de Paz con una visión revitalizada del desarme.
El desarme y la no proliferación son inversiones en la paz.
Son inversiones en nuestro futuro.
Acabemos con estas amenazas antes de que acaben con la humanidad.
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