Panorama laboral 2022 América Latina y el Caribe
La fuerte ralentización del crecimiento económico proyectado para 2023, conjuntamente con limitados espacios fiscales y elevados niveles de inflación, configuran un panorama laboral altamente complejo y cargado de incertidumbre para América Latina y el Caribe. En este escenario es urgente la implementación y fortalecimiento de diferentes tipos de políticas que contribuyan a la creación de empleo formal y al sostenimiento de los ingresos laborales. Tres años después del inicio de una pandemia que causó una profunda crisis en los mercados laborales de América Latina y el Caribe, la buena noticia es que la recuperación económica ha permitido que el empleo regrese a niveles de 2019. La tasa de desocupación que tendríamos a fines de este año de 7,2 por ciento es más baja en 2022 que en 2019, cuando fue de 8 por ciento. Sin embargo, es importante hacer notar que esto se logró en parte a que, a diferencia de lo sucedido con la tasa de ocupación, la tasa de participación en la fuerza laboral regional aún continúa siendo levemente inferior a los registros pre-pandemia. Debido al escaso dinamismo pronosticado para la economía, lo más probable es que la desocupación registre alzas (si bien mínimas) en 2023, como consecuencia de las expectativas de bajo ritmo en la creación de nuevos puestos de trabajo. Al mismo tiempo, los países de la región deberán enfrentar las secuelas de un período de alta inflación, principalmente la pérdida de valor de los salarios que constituyen la principal fuente de ingresos de las familias latinoamericanas y caribeñas. Adicionalmente, será necesario observar con atención la evolución de la informalidad, una característica endémica en nuestros mercados laborales que trae consigo inestabilidad laboral, bajos ingresos y falta de protección social y en el empleo.