Múltiples crisis frenan el progreso en desarrollo humano causando retrocesos en 9 de cada 10 países, alerta informe de PNUD
08 septiembre 2022
La comunidad mundial debe salir de la parálisis en que se encuentra inmersa a fin de asegurar un futuro para las personas y el planeta y reiniciar la trayectoria de desarrollo.
Nueva York- El mundo va saltando de crisis en crisis, apagando fuegos en un ciclo aparentemente inagotable e incapaz de abordar la raíz de los problemas a los que nos enfrentamos. Si no se produce un drástico cambio de rumbo, puede que nos dirijamos hacia un futuro con aún más privaciones e injusticias, según alerta el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El último Informe sobre Desarrollo Humano, Tiempos inciertos, vidas inestables: configurar nuestro futuro en un mundo en transformación, presentado hoy por el PNUD, advierte de la existencia de múltiples capas de incertidumbre interconectadas entre sí que están provocando una desestabilización sin precedentes en nuestras vidas. Los últimos dos años han resultado devastadores para miles de millones de personas en todo el mundo, con la pandemia de la COVID-19 seguida por la guerra en Ucrania y su interrelación con enormes transformaciones sociales y económicas, amenazantes cambios a nivel planetario, y un extraordinario avance de la polarización.
Por primera vez en los 32 años que el PNUD lleva elaborándolo, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que mide la situación de la salud, la educación y las condiciones de vida de los países, ha empeorado a nivel mundial durante dos años consecutivos. El Desarrollo Humano ha retrocedido a niveles de 2016, revirtiendo gran parte de los avances hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El retroceso es prácticamente universal, ya que más del 90 por ciento de países registran un deterioro de los niveles de su IDH en 2020 o en 2021, y más del 40 por ciento en ambos años, una demostración de que la crisis sigue empeorando para muchos. Algunos países están empezando a recuperar el terreno perdido, pero la recuperación es parcial y desigual, lo que amplía aún más las brechas en el desarrollo humano a nivel global. América Latina y el Caribe se ha visto particularmente afectada como región. Al observar el IDH, que captura la situación de los países a fines de 2021, vemos que varios países de la región sufrieron retrocesos significativos en el desarrollo humano en comparación con 2019. Esto no es sorprendente, ya que la región fue una de los más afectadas por la pandemia, con el 9% de la población mundial y el 33% de las muertes por COVID-19 a nivel mundial a fines de 2021. También fue la región con la contracción económica más fuerte, de cerca del 7% en 2020. Mientras que algunas economías de la región se recuperaron en 2021, la recuperación en la región fue lenta y desigual.
En el caso de México, aunque se mantiene dentro del grupo de países con un IDH alto, el indicador se redujo de 0.779 antes de la pandemia a 0.758 en 2021 (una reducción de 2.7%), lo que implica un retroceso de 9 años, ya que este era el IDH en 2012.
El retroceso más importante se observó en la dimensión de salud, en la que regresó a valores de 1990 en la esperanza de vida al nacer. En cuanto a la dimensión de ingreso, también se observaron retrocesos en el Ingreso Nacional Bruto per cápita, con una reducción de 6.3% con respecto a 2019 y regresando a los niveles de 2011. En la dimensión de educación, medida a partir de los Años Esperados de Educación (AEE) y los Años Promedio de Educación (APE), no se presentaron retrocesos a raíz de la pandemia.
Asimismo, se advierte que las brechas en el desarrollo continúan siendo importantes, ya que el IDH ajustado por la desigualdad se calculó en 0.621 para 2021, lo que implica una pérdida de 18.1% en desarrollo humano debido a la desigualdad. Por otro lado, en lo relativo al género, el IDH de las mujeres sigue siendo menor que el de los hombres, particularmente en la dimensión de ingresos, la cual evidencia que el ingreso de las mujeres representa apenas el 52.8% del de los hombres.
Por último, los efectos adversos que tienen las emisiones de carbono y la huella material en el desarrollo humano en México también han aumentado. El IDH ajustado por presiones planetarias en México es de 0.704, lo que implica una pérdida en desarrollo de 7.1%, pérdida mayor a la calculada en 2019 que fue de 5.9%.
“El mundo trata desesperadamente de responder a las sucesivas crisis. Con las crisis inflacionaria y energética hemos visto que, si bien es tentador adoptar medidas de corto plazo, como los subsidios a los combustibles fósiles, tales respuestas están retrasando los cambios sistémicos a largo plazo que es preciso adoptar”, advierte Achim Steiner, Administrador del PNUD.
“Nos encontramos paralizados a nivel colectivo para realizar estos cambios. En un mundo definido por la incertidumbre es necesario que renovemos nuestro sentido de la solidaridad si queremos abordar estos desafíos interconectados y comunes.”
El Informe examina por qué que no se están produciendo los cambios necesarios y ofrece muchas razones, como la mutua interconexión entre inseguridad y polarización y su impacto en la erosión de la solidaridad y la acción colectiva necesarias para combatir las crisis a todos los niveles. Nuevos cálculos muestran, por ejemplo, que las personas con una mayor sensación de inseguridad son más propensas a caer en el extremismo político.
“Ya antes de la COVID-19 se veía la doble paradoja que supone un progreso acompañado por una mayor inseguridad y una creciente polarización. Hoy en día, una tercera parte de la población mundial se siente estresada y menos de un tercio confía en los demás, lo que supone un importante obstáculo a la hora de adoptar políticas constructivas para las personas y el planeta”, observa Achim Steiner.
“Este nuevo y profundo análisis nos insta a romper el inmovilismo y a trazar un nuevo rumbo que nos saque de la incertidumbre global en que estamos inmersos. Contamos con una estrecha ventana de oportunidad para reiniciar nuestros sistemas y construir un futuro con acciones decisivas ante el cambio climático y la creación de nuevas oportunidades para todas las personas”.
Para trazar este nuevo rumbo el Informe recomienda aplicar políticas dirigidas a fomentar las inversiones —desde las energías renovables hasta la preparación frente a las pandemias— y el aseguramiento —como la protección social— para preparar a las sociedades ante las contingencias de un mundo incierto. Al mismo tiempo, la innovación en sus múltiples variantes —tecnológica, económica, cultural— puede también desarrollar capacidades para responder a los desafíos que vayan surgiendo en el futuro.
“Navegar esta incertidumbre exige redoblar nuestra apuesta por el desarrollo humano y mirar más allá de mejorar la riqueza o la salud de las personas”, explica Pedro Conceição, autor principal del Informe. “Estos objetivos siguen siendo importantes. Pero es preciso también proteger el planeta y proporcionar a las personas herramientas que les permitan sentirse más seguras, recuperar la sensación de control sobre sus vidas, y tener esperanza en el futuro”.
Para más información sobre el Informe sobre Desarrollo Humano 2022 y el análisis del PNUD sobre cómo navegar el nuevo complejo de incertidumbre, pueden ir a: https://hdr.undp.org/human-development- report-2021-22
- Ana Maria Currea | Jefa de Comunicaciones, PNUD en América Latina y el Caribe| Email: ana.maria.currea@undp.org
- Vanessa Hidalgo | Asesora Regional de Comunicaciones, PNUD en América Latina y el Caribe | Email: vanessa.hidalgo@undp.org