Me complace anunciar la celebración del primer Día Internacional de la Fraternidad Humana durante la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional.
Felicito a todos los Estados Miembros que copatrocinaron la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la que se proclamó el 4 de febrero Día Internacional de la Fraternidad Humana, en particular a los Emiratos Árabes Unidos y Egipto por haber facilitado el proceso de forma conjunta.
Del mismo modo, reconozco la trascendencia del documento titulado “La fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común”, de 2019.
Firmada por Su Santidad el Papa Francisco y Su Eminencia el Gran Imán de Al-Azhar, Jeque Ahmad al-Tayyib, la declaración es un modelo de armonía interconfesional y solidaridad humana.
Agradezco a ambos líderes religiosos que utilizaran su liderazgo para promover el diálogo interconfesional, el respeto mutuo y el entendimiento entre todas las confesiones.
En los difíciles momentos que atravesamos, ese espíritu es más necesario que nunca.
En todo el mundo se siguen adoptando actitudes discriminatorias arraigadas y cometiendo actos de intolerancia y delitos de odio contra determinadas personas por el único motivo de su religión o sus creencias, su etnia, su género o su orientación sexual.
Esos actos infames suponen una afrenta contra los derechos humanos convenidos internacionalmente y contra los valores de las Naciones Unidas.
La diversidad cultural y la libertad de creencias forman parte del rico tapiz de nuestras civilizaciones.
Al celebrar el Día Internacional de la Fraternidad Humana, comprometámonos a hacer mayores esfuerzos por promover la tolerancia, el entendimiento y el diálogo culturales y religiosos.