“Basta de tratar a la naturaleza como si fuera un retrete”, Guterres hace un duro llamado a la acción climática en Glasgow

Observaciones del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, ante la Cumbre de Líderes Mundiales en la COP 26.
Glasgow, 1 de noviembre de 2021 (ONU) — Estimado Primer Ministro Johnson, quiero agradecerle a usted y al Presidente de la COP, Alok Sharma, su hospitalidad, su liderazgo y sus incansables esfuerzos en la preparación de esta COP.
Sus Altezas Reales, Excelencias, Señoras y Señores,
Los seis años transcurridos desde el Acuerdo Climático de París han sido los seis años más calurosos de los que se tiene constancia.
Nuestra adicción a los combustibles fósiles está llevando a la humanidad al borde del abismo.
Nos enfrentamos a una dura elección: O la detenemos, o nos detiene a nosotros.
Es momento de decir: basta.
Basta de violentar la biodiversidad.
Basta de matarnos con el carbono.
Basta de tratar la naturaleza como si fuese un retrete.
Basta de abrirnos paso quemando, perforando y minando a mayor profundidad.
Estamos cavando nuestra propia tumba.
Nuestro planeta está cambiando ante nuestros ojos: desde las profundidades del océano hasta las cimas de las montañas; desde el deshielo de los glaciares hasta los incesantes fenómenos meteorológicos extremos.
El aumento del nivel del mar es el doble que hace 30 años.
Los océanos están más calientes que nunca, y se calientan cada vez más rápido.
Partes de la selva amazónica emiten ahora más carbono del que absorben.
Los recientes anuncios sobre medidas climáticas pueden dar la impresión de que estamos en camino de cambiar las cosas.
Esto es una ilusión.
El último informe publicado sobre las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional mostró que éstas metas seguirían condenando al mundo a un calamitoso aumento de 2.7 grados.
E incluso si los recientes compromisos fueran claros y creíbles -y sobre algunos de ellos se ciernen serias dudas-, seguimos avanzando hacia la catástrofe climática.
Incluso en el mejor de los casos, las temperaturas aumentarán muy por encima de los dos grados.
Así que, al inaugurar esta esperada conferencia sobre el clima, seguimos dirigiéndonos hacia la catástrofe climática.
Los jóvenes lo saben.
Todos los países lo ven.
Los pequeños Estados insulares en desarrollo -y otros vulnerables- lo viven.
Para ellos, el fracaso no es una opción.
El fracaso es una sentencia de muerte.
Excelencias,
Nos enfrentamos al momento de la verdad.
Nos acercamos rápidamente a los puntos de inflexión que desencadenarán bucles de retroalimentación crecientes de calentamiento global.
Sin embargo, invertir en una economía neta cero y resiliente creará bucles de retroalimentación propios: círculos virtuosos de crecimiento empleos y oportunidades sostenibles.
Tenemos avances sobre los cuales construir.
Varios países han hecho compromisos creíbles para alcanzar las emisiones netas cero a mediados de siglo.
Muchos han retirado la financiación internacional del carbón.
Más de 700 ciudades están liderando el camino hacia la neutralidad del carbono.
El sector privado está despertando.
La Alianza de Propietarios de Activos Neto Cero -el estándar de oro para alcanzar compromisos creíbles y objetivos transparentes- está gestionando 10 trillones de dólares en activos y catalizando el cambio en todas las industrias.
El ejército de la acción climática, liderado por los jóvenes, es imparable.
Son más. Gritan más alto.
Y, se los garantizo, no van a ir a ningún lado.
Yo estoy con ellos.
Excelencias,
La ciencia es clara. Sabemos lo que hay que hacer.
En primer lugar, debemos mantener vivo el objetivo de 1.5 grados centígrados.
Esto requiere una mayor ambición en la mitigación y una acción concreta inmediata para reducir las emisiones globales en un 45% para 2030.
Los países del G20 tienen una responsabilidad especial, ya que representan alrededor del 80% de las emisiones.
Según el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas en función de las circunstancias nacionales, los países desarrollados deben liderar el esfuerzo.
Sin embargo, las economías emergentes también deben ir más allá, ya que su contribución es esencial para la reducción efectiva de las emisiones.
Necesitamos la máxima ambición -de todos los países en todos los frentes- para que Glasgow sea un éxito.
Insto a los países desarrollados y a las economías emergentes a que establezcan coaliciones para crear las condiciones financieras y tecnológicas que permitan acelerar la descarbonización de la economía, así como la eliminación progresiva del carbón. Estas coaliciones deben apoyar a los grandes emisores que tienen más dificultades en la transición del gris al verde para poder hacerlo.
No nos hagamos ilusiones: si al término de esta COP, los compromisos se quedan cortos, los países deberán revisar sus planes y políticas climáticas nacionales.
No cada cinco años. Cada año. Cada momento.
Hasta que garanticemos mantener los 1.5 grados.
Hasta que se acaben las subvenciones a los combustibles fósiles.
Hasta que haya un precio para el carbono.
Hasta que se elimine el carbón.
Pero también necesitamos más claridad.
Hay un déficit de credibilidad y un exceso de confusión sobre las reducciones de emisiones y los objetivos netos cero, con diferentes significados y diferentes métricas.
Por eso -más allá de los mecanismos ya establecidos en el Acuerdo de París- anuncio hoy que crearé un Grupo de Expertos que proponga normas claras para medir y analizar los compromisos netos cero de los actores no estatales.
En segundo lugar, debemos hacer más para proteger a las comunidades vulnerables de los peligros claros y presentes del cambio climático.
En la última década, casi 4 mil millones de personas sufrieron desastres relacionados con el clima.
Esa devastación no hará más que aumentar.
Pero la adaptación funciona.
Los sistemas de alerta temprana salvan vidas. La agricultura y las infraestructuras inteligentes salvan puestos de trabajo.
Todos los donantes deben destinar la mitad de su financiación climática a la adaptación.
Los bancos de desarrollo públicos y multilaterales deben empezar cuanto antes.
En tercer lugar, esta COP debe ser un momento de solidaridad.
El compromiso de 100 mil millones de dólares anuales de financiación climática en apoyo de los países en desarrollo debe convertirse en una realidad de 100 mil millones de dólares de financiación climática.
Esto es fundamental para restaurar la confianza y la credibilidad.
Acojo con satisfacción los esfuerzos liderados por Canadá y Alemania para ayudarnos a conseguirlo.
Es un primer paso importante, pero retrasa inversiones mayores durante años y no ofrece garantías claras.
Sin embargo, más allá de los 100 mil millones de dólares, los países en desarrollo necesitan recursos mucho mayores para luchar contra el COVID-19, para aumentar la resiliencia y perseguir el desarrollo sostenible.
Los que más sufren, es decir, los Países Menos Adelantados y los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, necesitan financiación urgente.
Más financiación pública para el clima. Más ayuda al desarrollo en el extranjero. Más subvenciones. Un acceso más fácil a la financiación.
Y los bancos multilaterales de desarrollo deben trabajar mucho más seriamente en la movilización de mayores inversiones a través de la financiación mixta y privada.
Excelencias,
Las sirenas están sonando.
Nuestro planeta nos habla y nos dice algo.
Y también lo hace la gente en todas partes.
La acción climática encabeza la lista de preocupaciones de la gente, en todos los países, edades y géneros.
Debemos escuchar – y debemos actuar – y debemos elegir sabiamente.
En nombre de esta generación y de las futuras, les insto:
Elijan la ambición.
Elijan la solidaridad.
Elijan salvaguardar nuestro futuro y salvar a la humanidad, y les doy las gracias.