Desperdiciamos 931 toneladas de alimentos, mientras 811 millones de personas tienen hambre
Es necesaria una acción más enérgica para poner fin a la cultura de desperdicio de alimentos.
Nairobi (PNUMA) - En el segundo Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, las Naciones Unidas piden una acción más enérgica para poner fin a la cultura de desperdicio de alimentos con el fin de ayudar a abordar la triple crisis planetaria del cambio climático, pérdida de biodiversidad y la contaminación.
A principios de este año, el Índice de desperdicio de alimentos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) mostró la enorme escala en la que se desperdician los alimentos en todo el mundo. En 2019, se desperdiciaron 931 millones de toneladas en hogares, minoristas, restaurantes y otros servicios alimentarios.
Se estima que 17% de los alimentos disponibles para los consumidores en los mercados, hogares y restaurantes, van directamente al cesto de basura y 60% de ese desperdicio ocurre en los hogares.
Además, los datos muestran que el desperdicio de alimentos por parte de los consumidores es verdaderamente un problema global, significativo en casi todos los países que han realizado mediciones.
Una investigación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) concluyó que cada año aproximadamente 14% de los alimentos producidos para el consumo a nivel mundial se pierde entre la cosecha y el mercado mayorista.
“La pérdida y el desperdicio de alimentos son el origen de 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto significa, fundamentalmente, que se utilizan valiosos recursos de tierras y aguas para nada”, dijo la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.
“Reducir considerablemente la pérdida y el desperdicio de alimentos ralentizará el cambio climático, protegerá la naturaleza y aumentará la seguridad alimentaria en un momento en que necesitamos desesperadamente que esto ocurra”, añadió.
“Todos tenemos un papel que jugar en la reducción del desperdicio de alimentos en nuestras propias vidas y lugares de trabajo. El desperdicio y la pérdida de alimentos es una carga pesada para el planeta. Pero si todos ponemos nuestros hombros debajo de esta carga, podemos impulsar un cambio", añadió Andersen.
“Debemos acelerar los progresos realizados en la consecución de la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de aquí a 2030, con vistas a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en el mundo y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”, dijo el director general de la FAO, QU Dongyu, a la vez que advertía de que solo nos quedan “nueve temporadas (cosechas) para hacerlo”.
La acción global colaborativa para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos es esencial. 811 millones de personas estuvieron afectadas por el hambre en 2020, un número que aumentó debido a la COVID-19, y 3.000 millones de personas no pueden costear una dieta saludable.
Teniendo esto en cuenta, el PNUMA ayudó a lanzar la Coalición "La comida nunca es desperdicio" en la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas la semana pasada. Con compromisos de 12 Estados Miembros, el grupo de ciudades C40 y un grupo diverso de partes interesadas, la coalición está atando cabos entre el desperdicio de alimentos, el hambre y la triple crisis planetaria, y tiene como objetivo ampliar los esfuerzos globales.
El PNUMA también está facilitando grupos de trabajo sobre desperdicio de alimentos en África, Asia Pacífico, América Latina y el Caribe y Asia occidental, apoyando a 25 países en la medición de líneas de base y el desarrollo de estrategias nacionales de prevención del desperdicio de alimentos.
Los alimentos protegidos son tan importantes como los alimentos producidos
Una de las medidas clave para reducir la pérdida de alimentos es la expansión de cadenas de frío sostenibles. Estas cadenas de frío son fundamentales para reducir la pérdida de alimentos y la pobreza y cubrir la brecha del hambre al mismo tiempo que contribuyen al desarrollo económico.
Como se destaca en el "Informe sobre el estado de la cadena de frío alimentaria mundial", recientemente lanzado, hacer frente a este desafío requerirá un pensamiento robusto a nivel de sistemas para promover enfoques integrados que promuevan la conectividad en la "cadena" desde las granjas hasta la mesa.
Esfuerzos como la Coalición para la Refrigeración Limpia y Eficiente (Cool Coalition) y el Centro Africano de Excelencia para la refrigeración sostenible y la cadena de frío (ACES), liderados por el PNUMA, pueden acelerar la adopción de soluciones sostenibles de cadena de frío en los sectores de la agricultura y la salud, en África y más allá.
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