Discurso del Secretario General en la reunión de Alto Nivel para conmemorar y promover el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares
El momento de la eliminación total de las armas nucleares es ahora.
Sede la ONU, Nueva York.- Excelencias, señoras y señores,
Gracias por unirse a nosotros en este importante día que destaca la necesidad de la eliminación total de las armas nucleares.
No debería haber lugar para estos artefactos de muerte en nuestro mundo.
Las armas nucleares son una doble locura.
La primera locura es la existencia de armas que pueden aniquilar poblaciones, comunidades y ciudades enteras en un solo ataque.
Sabemos que cualquier uso de un arma nuclear desencadenaría una catástrofe humanitaria, una pesadilla que traspasaría las fronteras y nos afectaría a todos.
Estas armas no aportan seguridad ni estabilidad reales, sólo un peligro inminente y amenazas constantes a nuestra propia existencia.
La segunda locura es que, a pesar de los enormes riesgos existenciales que estas armas suponen para la humanidad, no estamos más cerca de eliminarlas que hace 10 años.
De hecho, vamos en la dirección totalmente equivocada.
Desde los peores días de la Guerra Fría, el espectro de las armas nucleares no había proyectado una sombra tan oscura.
El ruido de sables nucleares ha alcanzado su punto álgido.
Incluso hemos oído amenazas de utilizar un arma nuclear.
Se teme una nueva carrera armamentística.
Mientras tanto, se están erosionando las normas establecidas con tanto esfuerzo durante décadas contra el uso, la propagación y los ensayos de armas nucleares.
Excelencias, señoras y señores,
La experiencia vivida de primera mano por los hibakusha -los valientes supervivientes de Hiroshima y Nagasaki- nos recuerda claramente dónde termina el camino nuclear.
Siguen haciendo sonar la alarma, recordándonos que no podemos permitirnos olvidar las lecciones aprendidas de aquellos horribles ataques nucleares de 1945.
Y, sin embargo, casi 80 años después, los Estados poseedores de armas nucleares siguen tirando los dados, resistiéndose a las medidas de desarme y creyendo que, de algún modo, nuestra suerte nunca se agotará.
Pero la suerte no es una estrategia.
Deben dejar de jugar con el futuro de la humanidad.
Esto comienza por que los Estados poseedores de armas nucleares respeten sus compromisos y cumplan sus obligaciones de desarme.
Hasta que se eliminen las armas nucleares, estos Estados deben comprometerse a no utilizarlas bajo ninguna circunstancia. Y deben demostrar la máxima transparencia en todos los asuntos relacionados con las armas nucleares.
Hago también un llamamiento a la Federación Rusa y a Estados Unidos para que retomen el proceso de reducción de armas nucleares, y a otros Estados poseedores de armas nucleares para que les sigan a su debido tiempo.
El desarme y la no proliferación son dos caras de la misma moneda.
El progreso en una de ellas estimula el progreso en la otra.
Los Estados deben perseguir ambos objetivos con urgencia.
Hace apenas unos días, la Cumbre del Futuro -y el Pacto para el Futuro que de ella surgió- dieron lugar a un nuevo compromiso mundial para revitalizar el régimen mundial de desarme y acercar a nuestro mundo a nuestro objetivo de la eliminación total de las armas nucleares.
Este objetivo cuenta con el apoyo de la inmensa mayoría de los Estados miembros, incluso a través de la primera resolución de la historia de la Asamblea General, de 1946, en la que se pedía el desarme nuclear.
Ha llegado el momento de tomar medidas para garantizar que nunca se vuelva a utilizar un arma nuclear.
Excelencias, señoras y señores,
Llevamos demasiado tiempo conviviendo con la amenaza de las armas nucleares.
Las generaciones anteriores aprendieron a esconderse bajo sus escritorios o a huir a los búnkeres para escapar de un asalto nuclear.
Pero los líderes no pueden eludir su responsabilidad primordial de tomar medidas concretas para reducir y acabar con la amenaza nuclear, de una vez por todas.
El momento de la eliminación total de las armas nucleares es ahora.
Las Naciones Unidas apoyan a todos los Estados Miembros en su labor conjunta para construir el futuro pacífico y libre de armas nucleares que merecen nuestros hijas, hijos, nietas y nietos.
Muchas gracias.