Memoria Anual sobre la labor de la Organización 2022

El informe propone maneras de reforzar la cohesión social, la solidaridad, prevenir y gestionar las crisis y hacer frente a las amenazas de seguridad: Guterres
Memoria del Secretario General sobre la labor de la Organización 2022
Introducción del Secretario General
El año pasado surgieron profundas crisis interrelacionadas cuya escala y gravedad siguen aumentando. Persiste la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) y la recuperación está siendo desigual, ya que menos del 20 % de las personas que viven en países de ingreso bajo están vacunadas. La guerra de Ucrania ha causado consternación a millones de personas dentro y fuera del país, y ha amplificado los efectos de la crisis climática y de las desigualdades que desde hace mucho tiempo existen en diversos lugares del mundo. Todos estos problemas trascienden las fronteras y solo pueden resolverse mediante una enérgica acción colectiva.
A raíz de mi informe sobre Nuestra Agenda Común (A/75/982), pusimos en práctica o seguimos considerando recomendaciones a largo plazo, proponiendo soluciones a nivel nacional, regional y mundial para construir un mundo más igualitario, resiliente y sostenible, a partir de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible y con los derechos humanos como fundamento. En el informe se proponen maneras de reforzar la cohesión social y la solidaridad, prevenir y gestionar las crisis y hacer frente a las amenazas actuales y nuevas para la seguridad. Los Estados Miembros respondieron respaldando las propuestas que pueden empezar a aplicarse de inmediato y están plenamente decididos a seguir trabajando y dialogando sobre las demás para cumplir con Nuestra Agenda Común.
A lo largo del año las Naciones Unidas, como plataforma para la cooperación y la solidaridad internacionales, convocaron a las partes interesadas y encabezaron la labor mundial de promoción y colaboración para reducir la pobreza, hacer frente al cambio climático e impulsar la transformación energética y digital, reformar los sistemas alimentarios, reducir la desigualdad y movilizar recursos y coaliciones que permitan acelerar y ampliar las inversiones en desarrollo sostenible para que los países recuperen el terreno perdido. Colectivamente, en todo el sistema de las Naciones Unidas, hemos ofrecido opciones y soluciones en materia de políticas, ayudado a formular estrategias y logrado que se escuche a quienes trabajan en primera línea o están marginados.
Mediante nuestros esfuerzos por subsanar la falta de financiación e inversión para los países en desarrollo y las alianzas destinadas específicamente a reforzar la acción climática, y con iniciativas como la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, celebrada en septiembre de 2021, o el nuevo Programa de Acción de Doha en favor de los Países Menos Adelantados (EN), nos centramos en ayudar a los países a recuperarse de la pandemia, priorizar las transiciones cruciales en el ámbito de la energía y la conectividad digital y acelerar los progresos hacia el desarrollo sostenible. El Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible brindó un apoyo oportuno y coherente a los Estados Miembros, que acogieron favorablemente las reformas que permiten a los equipos en los países sumar fuerzas y aprovechar la especialización y la experiencia de los distintos componentes del sistema de las Naciones Unidas para hacer frente a diversos desafíos que guardan relación entre sí.
En el 26º período de sesiones de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrado en Glasgow, los Estados Miembros se comprometieron a redoblar los esfuerzos por limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales y llegar al cero neto en emisiones a mediados de siglo. También se comprometieron a que gradualmente se reduciría la energía del carbón generada sin medidas de mitigación y se eliminarían las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles. Ahora estamos presionando para que los Gobiernos y el sector privado cumplan esas promesas y garanticen una transición hacia las energías renovables que se lleve a cabo con rapidez, justicia y credibilidad.

La arquitectura de paz y seguridad tiene ante sí enormes retos, el más reciente de los cuales es la guerra de Ucrania. La conjunción entre las amenazas, la competencia geoestratégica y las desigualdades sistémicas está acarreando consecuencias devastadoras, y no solo para las personas afectadas por la violencia. Las Naciones Unidas empezaron a utilizar una serie de herramientas para prevenir, mitigar, gestionar y resolver los conflictos, proteger a los civiles, luchar contra las amenazas particulares a las que se enfrentan las mujeres y la infancia y abrir vías para salir de los conflictos y las crisis y lograr el desarrollo sostenible y la paz. Por ejemplo, en el Yemen facilitamos una tregua renovable de dos meses que ha reducido la violencia en todo el país. En Libia y el Sudán apoyamos el diálogo político y las consultas para ayudar a superar los períodos en los que aumentan las tensiones. Al mismo tiempo, prestamos apoyo a los medios de subsistencia y ayudamos a reforzar la resiliencia de los hogares.
Nuestros esfuerzos humanitarios tuvieron por objetivo ayudar a los millones y millones de personas sumidas en la penuria a causa de conflictos nuevos o prolongados, la devastación de los desastres naturales, las secuelas del cambio climático y las consecuencias de la pandemia del COVID-19. En 2021, los planes de respuesta coordinados por las Naciones Unidas necesitaron 37.700 millones de dólares para proporcionar asistencia y protección vitales a 174 millones de personas en 60 países. Gracias al generoso apoyo de los donantes y a la colaboración de nuestros asociados, movilizamos la cifra récord de 20.250 millones de dólares y prestamos asistencia a unos 107 millones de personas.
Entre las iniciativas que emprendimos para acabar con la discriminación de las mujeres y las niñas cabe citar el Foro Generación Igualdad, donde se formularon compromisos en materia de políticas, programación y promoción y se hicieron promesas por valor de 40.000 millones de dólares. Y, en el marco de nuestra labor encaminada a movilizar la prevención y respuesta para las personas que han sobrevivido a la violencia de género, la Iniciativa Spotlight asignó 48 millones de dólares a organizaciones de la sociedad civil y de mujeres y reforzó los planes de acción nacionales para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas en más de 30 países de todo el planeta.

La Estrategia de las Naciones Unidas para la Juventud (Juventud 2030) (EN) cobró impulso en todo el sistema de las Naciones Unidas. Los jóvenes hicieron oír su voz en la vanguardia de nuestras actividades relacionadas con el clima. Y, a nivel nacional, los equipos de las Naciones Unidas en los países mejoraron su capacidad para ampliar los programas que involucran y benefician a la juventud.
Gracias a mi llamamiento a la acción en favor de los derechos humanos hemos aumentado el apoyo que prestamos a los Estados Miembros para derogar las leyes discriminatorias y utilizar medidas especiales de carácter temporal que fomenten la participación de las mujeres. Los principales responsables de todo el sistema de las Naciones Unidas han involucrado a la juventud al promover la acción para el clima y la justicia climática. Y los equipos de las Naciones Unidas en los países están trabajando de manera más estratégica y colectiva en las cuestiones de derechos humanos sobre el terreno.
Dentro de la Secretaría pusimos en marcha el plan de acción estratégica para luchar contra el racismo y promover la dignidad de todas las personas. Y, en la totalidad de las entidades del sistema de las Naciones Unidas, ultimamos orientaciones para enfocar la explotación y los abusos sexuales y el acoso sexual centrándonos en los supervivientes.
El desarme sigue siendo un elemento central de nuestra labor. Mientras el gasto militar aumentaba hasta alcanzar los 2,1 billones de dólares, que es la cifra más alta desde que terminó la Guerra Fría, apoyamos los procesos intergubernamentales destinados a garantizar la seguridad y la paz en el dominio cibernético, prestamos asistencia a debates de expertos sobre los sistemas de armas autónomos letales y ayudamos a establecer un nuevo proceso intergubernamental para reducir las amenazas militares en el espacio ultraterrestre.
En el conjunto de la Secretaría, las misiones de paz y el sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo, seguimos afrontando los retos derivados de la pandemia mundial simplificando los procesos, mejorando los mecanismos de recursos humanos y las comunicaciones y fortaleciendo las cadenas de suministro.

Para responder a la pandemia de COVID-19, reforzamos las pruebas diagnósticas y los tratamientos, los mecanismos de evacuación médica y la vacunación del personal, y facilitamos un regreso a la oficina sin riesgos y formas híbridas de trabajo, en función de las condiciones imperantes en distintos lugares del mundo. Gracias a nuestras comunicaciones, las Naciones Unidas se convirtieron en una de las fuentes más autorizadas durante la respuesta a la pandemia: la iniciativa Verificado proporcionó información fiable y con base científica, generó confianza en los mensajes sanitarios y plantó cara a la pandemia paralela que representaba la desinformación.
En todas nuestras actividades seguimos guiándonos por la Carta de las Naciones Unidas, los marcos de derechos humanos, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y otros compromisos acordados internacionalmente con el fin de garantizar un futuro soste-nible, pacífico e inclusivo y la prosperidad para todos en armonía con la naturaleza, y asegurar que nadie se quede atrás.
Atravesamos tiempos turbulentos, por lo que la labor de las Naciones Unidas es más necesaria que nunca. Somos plenamente conscientes de que reaccionar una vez que han surgido las crisis es un enfoque que no está ayudando a la población mundial. El próximo año seguiremos contribuyendo a aumentar la resiliencia y reducir los sufrimientos, pero procurando a la vez ejecutar las estrategias a largo plazo que se exponen en mi informe sobre Nuestra Agenda Común para prevenir las crisis, gestionar los riesgos y construir un futuro sostenible para todos.
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