La pandemia por COVID-19 aumentó la proporción de personas que padecen hambre en el mundo: FAO

Al mismo tiempo, el porcentaje de alimentos perdidos se sitúa en 13.8% a nivel mundial.
Roma (FAO) - La pandemia por COVID-19 ocasionó que la proporción de personas que vive con hambre en el mundo pasara de 8.4% a 10.4% dio a conocer la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Tan sólo en 2020, la inseguridad alimentaria en el mundo aumentó a un ritmo equivalente a los 5 años anteriores. En todos los países se observa, alertó la FAO, que los ingresos y productividad de los pequeños productores de alimentos son "sistemáticamente menores" que los de los productores a gran escala.
"La pandemia de la COVID-19 dio lugar a un aumento de la proporción de personas que padecen hambre en el mundo en 2020, que pasó del 8,4 % al 10,4 % de la población mundial solo en un año, después de haber permanecido prácticamente en los mismos niveles durante cinco años", señala la FAO. "Al mismo tiempo, el porcentaje de alimentos perdidos tras la cosecha en las explotaciones agrícolas y en las fases de transporte, almacenamiento y elaboración se sitúa en un 13,8 % a nivel mundial, lo que equivale a más de 400 000 millones de USD al año".
En su reporte Seguimiento de los progresos relativos a los indicadores de los ODS relacionados con la alimentación y la agricultura correspondientes a 2021, la FAO observó que los efectos de la pandemia por COVID-19 se perciben en varios indicadores de los ODS, cuyo progreso se ha deteriorado.
"En 2020 la pandemia de la COVID 19 ha podido abocar a entre 83 y 132 millones de personas más a una situación de hambre crónica".
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Es imposible determinar por completo los efectos de la propagación de la enfermedad por COVID-19 sobre los progresos en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aunque de momento la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ha quedado "sacudida hasta sus cimientos", señala Pietro Gennari, Estadístico Jefe de la FAO.
"En general, los progresos siguen siendo insuficientes en el ámbito de la alimentación y la agricultura, lo que sugiere que las metas de los ODS pertinentes están fuera de alcance a nivel mundial, a menos que se tomen medidas correctivas con urgencia".
En 2021, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) adoptó un nuevo marco estratégico con los ODS 1 Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo, 2 Poner fin al hambre y 10 Reducir la desigualdad en y entre los países, como pilares fundamentales.
El informe analiza los progresos realizados hacia la Agenda 2030 en la lucha contra la pobreza y la desigualdad rural, así como indicadores adicionales sobre las pérdidas agrícolas causadas por catástrofes, la distribución de los derechos de tenencia de la tierra y los efectos de las políticas y normativas comerciales internacionales en el comercio agrícola, especialmente en los países en desarrollo y en los países menos adelantados (PMA).
Todos estos indicadores tienen consecuencias clave para la alimentación y agricultura en dichos objetivos.
Aumentan desperdicio y precios de los alimentos
Al mismo tiempo que incrementó la proporción de personas que vive con hambre en el mundo, también aumentó el desperdicio y el precio de los alimentos, y en consecuencia la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave.
Esta última venía aumentando desde 2014, sin embargo, "el incremento en 2020 fue equivalente al de los cinco años anteriores juntos".
El reporte señala que el porcentaje de alimentos perdidos tras la cosecha en las explotaciones agrícolas y en las fases de transporte, almacenamiento y elaboración se sitúa en un 13.8% a nivel mundial, lo que equivale a más de 400 mil millones de dólares al año.
De manera paralela, a nivel mundial, la proporción de países afectados por precios generales de los alimentos altos o moderadamente altos aumentó considerablemente en 2020, después de varios años caracterizados por una tendencia a la baja.
El impacto del medio ambiente
El estrés hídrico mundial sigue situándose a un nivel seguro del 18.4% según las estimaciones de 2018. Esto representa un aumento del 0.2% desde 2015, mientras que algunas regiones como África occidental y septentrional y Asia meridional registran un nivel de estrés hídrico extremadamente alto, superior al 70%. Mientras tanto, la eficiencia en el uso del agua aumentó un 10% en todos los sectores económicos.
Aunque el ritmo de deforestación ha disminuido en el último decenio en las regiones tropicales, la superficie forestal pasó del 31.9 % de la superficie total en 2000 al 31.2 % en 2020, lo que supone una pérdida neta de casi 100 millones de hectáreas de bosques en el mundo.
La biomasa forestal por encima del suelo por hectárea, la proporción de superficie forestal en áreas protegidas y sometida a planes de gestión a largo plazo, así como la superficie forestal certificada aumentaron o permanecieron estables a nivel mundial y en la mayoría de las regiones del mundo, lo que demuestra que se están logrando avances hacia la gestión forestal sostenible.
"Los datos de las imágenes por satélite revelan que la cobertura verde de las montañas del mundo se ha mantenido estable a nivel mundial, en torno al 73 % entre 2000 y 2018".
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