Nueva York (Naciones Unidas).-
El océano y la atmósfera son dos titanes del sistema Tierra.
La relación entre el aire y el mar, tan cuidadosamente equilibrada como inextricable, dicta el tiempo y el clima en todo el planeta.
El cambio climático está alterando ese delicado equilibrio.
El dióxido de carbono procedente de la quema de combustibles fósiles ha calentado nuestros océanos hasta temperaturas sin precedentes, incrementando sus niveles de acidez y privándolos paulatinamente de oxígeno.
Estos cambios están perjudicando los ecosistemas marinos, y reducen la capacidad del océano de ser el sostén de los cientos de millones de personas que dependen de él.
La elevación del nivel del mar se ha acelerado debido al deshielo de los glaciares y los casquetes polares, lo que supone una amenaza tanto para las grandes ciudades costeras como para las pequeñas naciones insulares.
La ciencia está también poniendo al descubierto la forma en que el deshielo podría afectar a las poderosas corrientes oceánicas y agravar aún más las alteraciones del clima.
La investigación científica y una mejor observación de los océanos amplían nuestra comprensión de los cambios que se están produciendo.
Ahora, sin embargo, en el arranque del Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, sigue siendo mucho lo que no sabemos.
Por eso, este año, en el Día Meteorológico Mundial se pretende llamar la atención sobre “El océano, nuestro clima y nuestro tiempo”.
Solo si comprendemos y protegemos nuestro planeta podremos asegurar un futuro sostenible para la humanidad.