El programa Segunda Oportunidad cambia la vida de más de 3 mil mujeres en México

En México, 6 de cada 10 personas mayores de 15 años sin educación, son mujeres.
Ciudad de México (CINU México).- Brindar herramientas para reducir las brechas en el acceso a la educación y al mercado laboral, que afectan en mayor medida a las mujeres, es el objetivo del Programa Segunda Oportunidad de ONU Mujeres, que hasta ahora en México ha beneficiado a 3 mil 500 mujeres.
En México, 6 de cada 10 personas mayores de 15 años sin educación, son mujeres y una mujer tiene 4 veces menos probabilidad de tener acceso a educación o al mercado laboral que un hombre.
De ahí la importancia y pertinencia de este programa que busca llevar contenidos de alta calidad a mujeres que por alguna razón dejaron sus estudios y están en una situación de vulnerabilidad, para que puedan retomar sus estudios formales, obtener un empleo o iniciar su propio emprendimiento, explica Ana Santellanes, coordinadora del programa en México.
El programa arrancó en México en 2018 como uno de los 6 países piloto de una iniciativa mundial que busca ampliar el acceso a oportunidades en educación, empleo y capacitación para iniciar un negocio propio dirigido a mujeres indígenas y en situación de vulnerabilidad económica o por violencia.
Hoy en día, 3 mil 500 mujeres participan en Segunda Oportunidad en 14 centros de aprendizaje en 9 municipios del Estado de México, Puebla y Jalisco, donde existe oferta laboral y la capacidad de insertar a las participantes en la cadena productiva. La meta inicial llegar a 5 mil.
“El programa busca resultados específicos: más mujeres con acceso a oportunidades educativas, más mujeres con oportunidades o posibilidades de acceso a empleo y emprendimiento, menos mujeres sin acceso a educación u oportunidades causado por normas sociales o discriminatorias, y más marcos normativos, legales y presupuestales que permitan dar esta oportunidad”,
Ana Santellanes,
Coordinadora de Segunda Oportunidad en México.
Segunda Oportunidad es un programa que se implementa en Australia, México, India, Chile, Jordania y Camerún.

Sitios seguros
Los 14 centros de aprendizaje Segunda Oportunidad en México se han convertido en lugares de seguridad y en un espacio de confianza para las mujeres a los cuales acuden en caso de necesidad.
De acuerdo con los datos de ONU Mujeres, la mayoría de las participantes en el programa tienen entre 30 y 40 años de edad; 5% de ellas habla una lengua indígena; 32% terminó la secundaria; 80% tiene experiencia laboral en fábricas, ventas o agricultura; 50% actualmente no trabaja en el mercado formal, 7 de cada 10 se dedican a labores y tareas de cuidados; y 85% tiene acceso a internet desde sus teléfonos celulares.
Melecio Rivera García, de 39 años de edad, socio implementador de Segunda Oportunidad en Huixquilucan, Lerma y Toluca, en el Estado de México, cuenta que uno de los cambios más importantes que ha observado a lo largo de la aplicación del programa, es que conforme avanzan las capacitaciones, las mujeres se empiezan a auto reconocer y a identificar cuáles son sus debilidades y fortalezas.
“Viven en un estado de desigualdad económica, familiar, muchas están frustradas por la dinámica de vida que tienen y por ello buscan alternativas para salir del estatus social y económico en el que viven”,
Melecio Rivera,
Socio implementador de Segunda Oportunidad.
Socias y amigas
En el programa, Segunda Oportunidad, las mujeres acceden a opciones para capacitarse en habilidades digitales y desarrollo humano; es decir, aprender a utilizar la computadora más allá de las redes sociales y el Whatsapp, y a manejar sus finanzas personales.

En el programa se conocieron Irisbeth Medina Hernández y Edith Cruz Rivas, quienes hoy son socias además de amigas.
Edith es ingeniera en sistemas y tiene 35 años de edad; dejó su trabajo después de dar a luz, para dedicarse a la crianza de su hijo Elian, quien hoy tiene 5 años pero hoy quiere retomar su desarrollo profesional.
“Tomo esta segunda oportunidad luego de que decidí renunciar a mi trabajo profesional para enfocarme en mi hijo, en atenderlo y estar con él porque era muy pequeño pero también me quedé con ese vacío de pensar ‘Me puedo quedar toda la vida cuidando a mi hijo pero él se va a ir’”, reflexiona.
Juntas, ahora como socias y amigas, fundaron la empresa Hongos Selectos Momuxh, que se dedica a producir setas desde hace 8 meses. Su invernadero se encuentra en Huixquilucan, a unos kilómetros de la cabecera municipal, y a este proyecto le dedican su energía y esfuerzo.
“Segunda Oportunidad cambia tu vida. El simple hecho de decir: voy a comenzar un proyecto, es verte, visualizarte porque ya no son ideas, es algo que ya está, que se materializó. Verte con esos ánimos de emprendimiento y crecer, visualizarte como una emprendedora grande que coloque bastantes kilos (de producto) que tengas un negocio rentable y que esté emprendimiento suba como la espuma”,
Edith Cruz Rivas,
Beneficiaria de Segunda Oportunidad.
Por el momento les venden sus productos a amigos y familiares, y los acompañan con recetas para preparar ricos platillos: ceviche, sopa, tinga… para tomar las setas como una opción nutritiva y más barata que la carne de res y la proteína animal.

“Empiezas a conocer, a estudiar, a salir de esa área de confort en la que estás y, los resultados son buenos: producimos, tenemos ventas, seguimos pensando en crecer nuestra producción y poder colocarla en un mercado externo, ya no sólo lo local”, dice Edith.
Quiero ser mi propia jefa
Luego de que en su anterior empleo no obtuvo el ascenso que le habían prometido y que ella sabía que merecía, Irisbeth Medina Hernández, de 28 años de edad, decidió cambiar su vida.
Después de años de trabajar para obtener el puesto de supervisora de producción en una empresa en Huixquilucan, Estado de México, el dueño de la empresa le anunció que el puesto se lo daría a uno de sus compañeros.
La joven, madre de una adolescente de 11 años de edad , decidió que era momento de buscar su propio camino.
“Yo entré a este programa porque tuve que dejar mi trabajo: me habían ofrecido una coordinación pero prefirieron dársela a un hombre. Mi entonces jefe me pidió que me esperara un año más y que ahora sí me lo iban a dar, pero yo dije: muchísimas gracias, de aquí no soy, me retiro”, cuenta en entrevista.
Así fue como Irisbeth empezó a buscar opciones y se dio cuenta que en el Centro Cultural Sor Juana Inés de la Cruz de Benito Juárez, en Huixquilucan, un programa de las Naciones Unidas estaba ofreciendo cursos para terminar la escuela, iniciar un negocio u obtener un mejor empleo.
“Quiero tener algo para mí y cuando lo logre, quisiera ayudar a otras mujeres. Tengo una hija de 11 años que se llama Joselyn, la llevo al invernadero porque ella es quien viene atrás de mí y se quedará con este legado”.

Ahí se encontró con mujeres con las que pudo identificarse: se dedican a actividades del hogar, algunas son profesionistas desempleadas, trabajadoras del hogar y otras más buscaban iniciar emprendimientos o negocios como salones de belleza, cocinas económicas, y cafeterías.
Abrir las puertas
Con este programa piloto, ONU Mujeres busca generar información y evidencia de lo que sí funciona y lo que no en los modelos de empoderamiento para las mujeres, para poder, a largo plazo, expandir y escalar este modelo.
“El proceso de empoderamiento que busca Segunda Oportunidad, empieza porque las mujeres se hagan sabedoras y conozcan sus derechos, y se asuman como sujetos de derechos que pueden plantearse un proyecto de vida o decidir hacer lo que quieran: la escuela, empleo, emprendimiento o no necesariamente, simplemente que sepan que es su derecho poder acceder a ello y que la puerta está abierta”, finaliza Ana Santellanes.