En materia ambiental, no hay tiempo para retrasos ni pretextos: António Guterres
Declaración del Secretario General de la ONU sobre la contribución del Grupo de Trabajo I del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
Nueva York (ONU) - El informe del Grupo de Trabajo 1 del IPCC que se presentó hoy, es un código rojo para la humanidad. Las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables: las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la quema de combustibles fósiles y de la deforestación están asfixiando a nuestro planeta y, en el plazo inmediato, ponen en riesgo a miles de millones de personas. El calentamiento global está afectando a todas las regiones de la Tierra, y muchos de los cambios son irreversibles.
Nos encontramos peligrosamente cerca de alcanzar el umbral acordado en la temperatura global, de 1.5 grados centígrados.
Corremos el riesgo inminente de alcanzar los 1.5 grados en el corto plazo. La única manera de evitar sobrepasar este límite, es redoblar nuestros esfuerzos de manera urgente, así como seguir la senda más ambiciosa para lograrlo.
Debemos actuar de determinación para mantener vigente la meta de 1.5 grados.
En estos momentos, la temperatura global se encuentra en 1.2 grados centígrados y va en aumento. El calentamiento global se ha acelerado en las últimas décadas. Cada fracción de grado que incrementa la temperatura, cuenta. Las concentraciones de gases de efecto invernadero han alcanzado niveles récord.
El clima extremo y los desastres climáticos, son cada vez más frecuentes e intensos. Por eso es tan importante la conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima que se celebrará este año en Glasgow.
La viabilidad de nuestras sociedades depende de que los líderes de los gobiernos, las empresas y la sociedad civil se unan en torno a políticas, acciones e inversiones que eviten que la temperatura se eleve por encima de los 1.5 grados centígrados.
Tenemos esta deuda pendiente con la familia humana, especialmente con las comunidades y naciones más pobres y vulnerables, que son las más afectadas a pesar de ser las menos responsables de la emergencia climática actual.
Las soluciones son claras. Es posible lograr economías verdes, prosperidad, un aire más limpio, y una mejor salud para todos, si respondemos a esta crisis con valentía y solidaridad.
Todos los países, especialmente los que integran el G20 y otros grandes emisores de contaminantes, tienen el deber de unirse a la coalición mundial a favor de una emisiones netas cero, y reforzar sus compromisos para entregar políticas públicas y Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional que sean creíbles y concretas y mejorar lo que ya existe.
Necesitamos actuar de manera inmediata en materia energética. Si no reducimos drásticamente y de forma inmediata las emisiones de carbono, la meta de 1.5 grados quedará rápidamente fuera de nuestro alcance.
Este informe es una alerta letal sobre la necesidad de eliminar el carbón y los combustibles fósiles, antes de que su uso destruya nuestro planeta. Después de 2021 no deben construirse nuevas plantas de carbón.
Los países integrantes de la OCDE deben eliminar el carbón existente para 2030, y todos los demás deben seguir este ejemplo para 2040. Los países también deben dejar de producir combustibles fósiles, detener las exploraciones para encontrar más, dejar de subvencionar los combustibles fósiles y comenzar a subvencionar las energías renovables.
Para 2030, la capacidad de producir energía solar y eólica debería cuadruplicarse, y se deberían triplicar las inversiones en energías renovables para lograr alcanzar a mediados de siglo, una trayectoria de emisiones netas cero.
Indudablemente, los efectos del cambio climático empeorarán. Tenemos un claro imperativo moral y económico para proteger las vidas y los medios de subsistencia de aquellas personas que se encuentran en la primera línea de la crisis climática.
El financiamiento a la adaptación y la resiliencia debe dejar de ser la mitad olvidada de la ecuación climática. Sólo 21% del financiamiento en materia climática, se destina a las medidas de adaptación.
Nuevamente, hago un llamado a los donantes y a los bancos multilaterales de desarrollo a que destinen cuando menos el 50% de todas sus medidas de financiamiento en materia climática a proteger a las personas, especialmente a las mujeres y a los grupos vulnerables.
El gasto destinado a la recuperación de la pandemia por COVID-19, debe estar alineado con las metas del Acuerdo de París; mientras tanto, debemos cumplir la promesa de hace una década de movilizar cada año 100 billones de dólares para financiar la mitigación y la adaptación en países en desarrollo.
La crisis climática supone un enorme riesgo financiero para los gestores de inversiones, los propietarios de activos y las empresas. Estos riesgos deben medirse, divulgarse y mitigarse.
Pido a los líderes empresariales que respalden la imposición de un precio mínimo internacional al carbono y que alineen sus carteras de inversión con el Acuerdo de París. Los sectores sector público y privado deben trabajar juntos para garantizar la transformación hacia una economía global basada en emisiones netas cero, sea justa y rápida.
Si unimos nuestras fuerzas en este momento, podremos evitar la catástrofe climática. Sin embargo, tal como establece el informe de hoy, no tenemos más tiempo para nuevos retrasos ni queda lugar para pretextos. Cuento con los líderes gubernamentales y todas las partes interesadas para garantizar el éxito de la COP26.