Mejorar el saneamiento permite transformar la vida de las personas de una forma sumamente rentable.
Los beneficios de un mejor saneamiento van mucho más allá de la salud pública. Los retretes y el saneamiento seguros mejoran la nutrición, ayudan a gestionar los escasos recursos hídricos y favorecen la asistencia a la escuela y las oportunidades de trabajo, especialmente para las mujeres y las niñas.
Cada dólar invertido en retretes y saneamiento se amortiza cinco veces con la reducción de los costos de salud y el aumento de la productividad, la educación y el empleo.
Sin embargo, estamos muy lejos de cumplir nuestra promesa de tener retretes seguros para todos en 2030, un indicador crucial de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
La inversión en sistemas de saneamiento es demasiado escasa y los progresos siguen siendo demasiado lentos.
Todavía hay 3.600 millones de personas que siguen sufriendo la humillación de vivir sin un retrete seguro. Cada día mueren más de 700 niños por enfermedades causadas por el saneamiento deficiente, la mala higiene y el agua no apta para el consumo.
En este Día Mundial del Retrete, nos centramos en las consecuencias de los sistemas de saneamiento inadecuados en las aguas subterráneas: esparcen los desechos humanos en los ríos, los lagos y el suelo y contaminan los recursos hídricos bajo nuestros pies.
Este problema lleva demasiado tiempo desatendido porque no se ve: se produce bajo tierra y en las comunidades más pobres.
Destaquemos hoy el papel vital de los retretes seguros en todos los aspectos del desarrollo sostenible, tanto visibles como invisibles.
No hay tiempo que perder. Actuemos con ambición para hacer realidad el derecho humano básico al agua y al saneamiento para todos, en todas partes.
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