Cada año, el Día Mundial del Hábitat centra la atención en el estado de los asentamientos humanos.
El tema de este año, “Cerrando la brecha. No dejar a nadie, ni ningún lugar, atrás”, pone de relieve las crecientes desigualdades de las condiciones de vida en todo el mundo.
Una cascada de desafíos, desde el caos climático y los conflictos hasta el COVID-19, golpea con mayor fuerza a las poblaciones más vulnerables.
La urbanización rápida y no planificada agrava muchos de esos desafíos.
Más de mil millones de personas viven hoy en asentamientos superpoblados con viviendas inadecuadas, y esa cifra aumenta día a día.
Necesitamos una acción más urgente y una mayor inversión para proporcionar viviendas asequibles a todos, así como acceso a la electricidad, el agua, el saneamiento, el transporte y otros servicios básicos.
No dejar a nadie atrás es la promesa crucial de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Implica hacer que las ciudades funcionen para las mujeres y los niños y cerrar las brechas existentes: entre quienes tienen y quienes no; dentro y entre las zonas urbanas y rurales; y dentro y entre regiones desarrolladas y en desarrollo.
Es fundamental que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, y la acción local es clave.
Las ciudades, los pueblos y las comunidades pueden impulsar soluciones innovadoras para hacer frente a las desigualdades, garantizar una vivienda adecuada para todos, hacer frente a la crisis climática e impulsar una recuperación verde e inclusiva de la pandemia.
Ello implica aplicar políticas centradas en las personas, promover modelos de consumo y producción sostenibles y priorizar infraestructuras verdes y resilientes.
En el Día Mundial del Hábitat, comprometámonos a estar a la altura de nuestra responsabilidad recíproca común.