Nueva York (ONU) - Ahora que entramos en el tercer año de la pandemia de COVID-19, urge que reforcemos los sistemas de salud para que sean equitativos, resilientes y capaces de atender las necesidades de todos, incluidas las de salud mental.
La COVID-19 ha llegado a casi todos los rincones del mundo, pero no así la cobertura sanitaria. Los estragos causados por esta emergencia sanitaria se están dejando sentir con más fuerza en los países que carecen de un sistema de salud capaz de prestar asistencia de calidad y asequible para todos.
El objetivo de lograr la cobertura sanitaria universal para 2030 depende del empeño que pongamos en financiar y multiplicar soluciones de eficacia comprobada, lo cual requiere invertir más y mejor en los cimientos de los sistemas de salud, haciendo hincapié en la atención primaria, los servicios esenciales y los grupos de población marginados.
La mejor forma de lograr que las economías y las comunidades sean resilientes y estén preparadas para otras pandemias es reforzar los sistemas de salud antes de que se desencadene una crisis. La distribución desigual de las vacunas contra la COVID-19 en el último año ha sido un fracaso moral a escala mundial del que debemos aprender. La pandemia no habrá terminado en ningún país hasta que haya terminado en todos los países.
En este Día de la Cobertura Sanitaria Universal, sumémonos al compromiso de acabar con la pandemia de COVID-19 y construir un futuro más saludable y seguro para todos invirtiendo en sistemas de salud que no dejen a nadie atrás.