Desde el aire que respiramos y el agua que bebemos hasta el suelo del que nos alimentamos, la salud de los seres humanos depende de la salud de la Madre Tierra. Pongámonos manos a la obra para aplicar el acuerdo histórico de las Naciones Unidas sobre biodiversidad y asegurarnos de que el 30% de la tierra y el agua del planeta estén protegidas para 2030.